CUIDADO DE LOS ANIMALES

La ganadería es una de las principales actividades tradicionales del pueblo Aymara, y es justamente de los animales de donde se obtiene la fibra que permite hacer la textilería andina.

Niños y niñas aprenden desde muy pequeños a cuidar los animales, y en general es una labor realizada en mayor medida por mujeres. Ellas mueven los rebaños por distintos pastales y bofedales, según dónde esté el alimento a lo largo del año, buscando abrigo para los días de frío y viento; procuran mantener alejados a los depredadores para que no cacen sus animales; están atentas a lo que les pase a las hembras y a que las crías no caigan al agua; y en general, pendientes a todo el rebaño como una madre de cuida de sus hijos. 

ESQUILA

La fibra de las alpacas es obtenida a través de la equila. En nuestra región, esta se realiza generalmente cada dos años, para que, por un lado,  el largo de la fibra sea la óptima para permitir el hilado; y por otro lado, que el largo que queda en el animal sea suficiente para mantener una buena temperatura corporal. Esto es especialmente importante , ya que el ganado en el tiplano duerme por debajo de los 0ªC

Tradicionalmente, la esquila se hace con lata, la que se obtiene de envases de aceite o de pusytunga (un alcohol bebestible de 95ª). Aún hay personas que están acostumbradas a usar este medio, pero poco a poco se ha ido incorporando la tijera de esquila y más lentamente la esquiladora eléctrica. Cualquiera sea la herramienta a utilizar, para cada una se debe tener una destreza tal que permita un corte rápido, que no queme la fibra, que quede parejo y no dañe al animal. Así se puede obtener el mejor vellón de cada ejemplar.

LIMPIEZA Y ESCARDADO

La fibra obtenida en forma de vellón, normalmente viene sucia y con zonas quemadas Esto es normal ya que los animales viven en praderas naturales, pasando entre montes y pastos, y dándose baños de arena para mantener alejados ácaros y otros parásitos. Por eso, antes de pasar al próximo paso, se debe limpiar y cardar el vellón. Primero se sacan los elementos más grandes que vienen arraigados en la fibra, y también las partes quemadas que generalmente se notan porque toma otro color. Luego algunas artesanas la pasan por una cardadora, donde la fibra se va limpiando y desenredando, o bien lo hacen a mano a medida que van hilando. 

HILADO

En el proceso del hilado es donde sucede la magia. A través de la puska y las manos expertas de las artesanas, ese vellón que parece nube, se transforma en un pulcro hilo, suave y delgado. El girar constante de la puska más la definición de cuánta fibra entregar, van definiendo el grosor que se le da al hilo Ese grosor va a depender para qué se quiere utilizar: si es para frazadas o tejidos gruesos en 4 estacas, se hila grueso; para tejidos livianos como chales y ruanas, se hila mediano a delgado, y para artículos tradicionales en telar de cintira, se hila muy fino. La destreza de las mujeres artesanas, lleva a que ellas puedan estar haciendo multiples actividades mientras hilan, como pastorear, conversar, cuidando a los niños, y todo hilando sin parar.

 

 

TORCIDO

En un proceso similar al paso anterior, nuevamente la puska se hace girar, y mientras baila, dos hebras se van uniendo para dar el aspecto terminado al caito o hilado final para tejer Aquí la destreza va guiando el nivel de torcido que se requiere entre ambos hilos, y cómo soltar los ovillos para que los hilos puedan salir de su núcleo y juntarse entre ellos en una danza virtuosa entre las manos y la puska

LAVADO

La fibra hilada y torcida, es dispuesta en madejas. Esta fibra aún está con la grasa propia de los animales, por lo que debe ser lavada para que el olor de los animales no sea tan fuerte en ella y pueda relucir su natural suavidad y sus colores.

TEÑIDO

Las alpacas cuentan con colores en su fibra que son maravillosos, que van de la gama blanca al gris oscuro, y blanca al café oscuro. Sin embargo, a modo de retratar el territorio en los tejidos, desde pasadas generaciones es que se tiñe la fibra, agregando a la paleta tonos verdes, amarillos, rojos y lilas. Ya sea con tintes naturales como hierbas recogidas en el altiplano, o tintes modernos, ampliando los diseños gracias a estos colores.

TEJIDO

En el tejido se da forma a la pieza que entre trama y urdimbre, va reflejando el diseño que crea en su mente la artesana, y que nos habla de paisajes, sueños y naturaleza.

Con la fibra ya preparada con el grosor y color que se necesita, la artesana arma el telar. Hay distintos telares para distintas formas, como el de cintura, donde se hacen las fajas; el de 4 estacas, en que se tejen los awayus; y los de pino, que pueden ser de 2 o 4 pedales, que antes eran de maderas locales y hoy se usan de fierro.

Lo primero es preparar la urdimbre, que es la base inicial que se va a entretejer y que da el largo de la pieza. Para entrecruzar las hebras y hacer los diseños, está la hillagua. En los telares de pino ya está establecido, y en los más antiguos se debe hacer de forma manual y según el diseño a realizar.

Y luego a tejer…con paciencia, destreza y enfoque, trama a trama, cruce y cruce, va tomando vida una pieza, en que cada mujer nos va contando con sus manos, las historias y anhelos heredados por tantas generaciones.

 

 

TERMINACIONES

Finalmente, para cerrar cada obra maestra, la artesana da los últimos detalles. Hacer orillas, flecos, quitar hilachas, juntar piezas y planchar, para que quien herede este trabajo, pueda percibir sensiblemente, todo el relato plasmado.